LA
RESTAURACIÓN
DEL
TABERNÁCULO
DE DAVID

Y EL EVANGELIO
DEL REINO
"En aquel día yo levantaré
el Tabernáculo caído de David,
y cerraré sus portillos y levantaré sus ruinas,
y lo edificaré como en el tiempo pasado".
Amos 9:11
"Después de esto volveré
y reedificaré el Tabernáculo de David
que ha caído y reedificaré sus ruinas
y lo levantaré de nuevo.
Para que el resto de los hombres
busque al Señor y todos los gentiles,
sobre los cuales es invocado mi nombre
Dice el Señor, que hace conocer
todo esto desde tiempos antiguos".
Hechos 15: 16-18
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En el cierre del primer concilio de la iglesia – reunido en Jerusalem para decidir que actitud tomar frente a la conversión de los "gentiles" al evangelio de Jesucristo -Jacobo cita a Amos 9:11 como refiriéndose a lo que estaba sucediendo con la evangelización a los "gentiles". Es decir, afirma proféticamente que la restauración del "Tabernáculo caído de David" es el misterio que gravita en la apertura a los "gentiles" de la fe en el Resucitado. Por lo tanto los cristianos debiéramos interesarnos prioritariamente por entender que significa esta profecía de Amos 9:11 ya que fue nuestra partida de nacimiento.
El pasaje menciona a "todos los gentiles sobre los cuales se invoque mi nombre", otra expresión en que debiéramos detenernos para discernir su significado. Aquí se está aludiendo a lo que en otro lado es llamado "plenitud de los gentiles" (Romanos 11:25), esto es: los israelitas descendientes del norteño reino de Israel "gentilizados", esto es, mezclados entre las naciones e indiferenciados de ellas (Amos 9:9, Oseas 7:8). En Hechos 10:36 y en Mateo 10:5-7 se dice que el evangelio fue enviado a los "hijos de Israel" o "casa de Israel". ¿Y donde estaban los "hijos de Israel"/"casa de Israel" en esos días y hoy?: mezclados entre todas las naciones de la tierra. Ellos son las "ovejas perdidas de la casa de Israel" a las que se refiere nuestro Señor en varios pasajes como el objetivo principal de la misión apostólica.
La palabra "Tabernáculo" en este pasaje no se refiere a una tienda. Los pasajes hablan de "portillos", "ruinas" y de "edificar". Esto es propio de una construcción, no de una tienda. Otra traducción dice "habitaciones de David", y otra "choza" en este pasaje. Su significado simbólico/profético es similar al de Isaías 33:20 en que se habla de Jerusalem como una "tienda que no será desarmada", ni removidas sus "estacas", refiriéndose a una ciudad. "Tabernáculo" alude entonces a una cosa muy importante para el evangelio: la "casa de David", es decir, el linaje (Apocalipsis 22:16) a través del cual vendría el anhelado Mesías/"Hijo de David".
De modo que para alcanzar a las "ovejas perdidas" - que solo nuestro Señor puede identificar - los apóstoles deberían predicar a todas las naciones de la tierra, porque en todas ellas hay "ovejas perdidas" y no se diferencian del entorno étnico-cultural en que se encuentran (1).
Entonces la alusión de Jacobo a la profecía de Amos 9:11 sobre el "Tabernáculo caído de David", debe entenderse como una referencia a la necesidad de volver a incorporar a un remanente fiel de la descendencia del norteño y apóstata "Reino de Israel" a un único ISRAEL como en los días de David.
El norteño “Reino de Israel” había abandonado la línea de reyes descendientes de David – casa de David - sustituyéndola por reyes de la tribu de Efraín. A esta descendencia israelita desterrada entre las naciones debía de enviarse con urgencia el anuncio de que el Mesías de Israel – que era de la “casa de David” como anunció la profecía - ya se había manifestado y el Reino de los Cielos se había "acercado". Estas son las buenas noticias/evangelio del Reino dirigido al Israel que estaba “lejos” (Daniel 9:7).
Y un "remanente" de este Israel “lejano” del destierro, aquel que recibiera la Palabra del evangelio en su corazón y confesase que Jesucristo/Yeshua Hamashiaj es el Hijo del Dios Viviente que resucitó de entre los muertos, subió a los cielos, y volverá en su Reino al final de los días, será restaurado a un único ISRAEL y a Sión glorificada. (Isaías 10:21-22; Romanos 9:27-28)
Podemos concluir entonces que los "cristianos" somos en misterio - en su enorme mayoría (2) – descendientes del norteño “reino de Israel” que fue desterrado y gentilizado, y que ha sido reencontrado por la predicación a todas las naciones del evangelio del Reino. Y, en efecto, a estos llama Oseas "hijos del Dios Viviente" (Oseas 1:10) que no otra cosa somos los que hemos renacido de Su Espíritu.
Somos así los cristianos, las "ovejas perdidas de la casa de Israel" que volvieron a su redil. Las "piedras preciosas" - junto a los judíos que vuelvan su corazón al Mesías - con los cuales será reedificado el "Tabernáculo caído de David" al final de los siglos.
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(1) en algunos casos, especialmente en la migración hacia el oriente y el África los "hijos de Israel"/"casa de Israel" aparecen en comunidades diferenciadas de su entorno (por ej. los “gitanos” en la India). Pero en occidente las diez tribus están indisolublemente ligadas con la población en la cual se incluyen(2) en Éxodo 12:38 se dice que salieron con el éxodo del pueblo de Israel "grande multitud de toda clase de gentes". Y en Hechos 2:10 se dice que entre quienes escucharon el poderoso primer mensaje del apóstol Pedro estaban "romanos aquí residentes, tanto judíos como prosélitos". De modo que tanto en el primer éxodo, como en el inicio de la evangelización hubo no-israelitas – gentiles prosélitos - que unieron su destino a la nación de Israel. Por eso habrá muchos gentiles salvos en el Reino de los Cielos junto al remanente salvo de las doce tribus. Estos gentiles prosélitos serán contados con la tribu de Israel predominante en el país en que vivían – suponemos - como en el caso de los "extranjeros" en el Israel bíblico, aunque mayormente se congregarán con Efraín y Manasés.
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tomado del libro:
"ESTRUENDO EN LAS NACIONES"
tomado del libro:
"ESTRUENDO EN LAS NACIONES"