Luego de la división del reino davítico en "dos casas" en el 930 A.C. - después de la muerte de Salomón - hubo otros dos traumas nacionales que marcaron la historia de Israel para siempre:
Y la profecía dice que estos dos traumas - y la mencionada división en "dos casas" del único ISRAEL - se curarían al final de los días con la restauración del "Tabernáculo caído de David", es decir, la reunificación de “todo Israel” en el mundo venidero/athid lavo mediante la congregación y el retorno a su tierra - Sión glorificada - desde la diáspora y el destierro de un remanente salvo de los desterrados llamado: “remanente de Israel” o “redimidos”
Y la cabeza de este venidero reino reunificado milenario será el Mesías de Israel - el "Hijo de David" – nuestro Señor Jesucristo/Yeshua Hamashiaj, al que llamaremos “YaHVéH Justicia Nuestra” (Jeremías 23:6). Veamos una reseña de los dos acontecimientos señalados: del destierro del "Reino de Israel" entre las naciones y el exilio del "Reino de Judá" en Babilonia,
En el año 722 A.C. el emperador asirio Sargon II completó el destierro del "Reino de Israel" profetizada por Oseas y Amos (Oseas 9:3). Los asirios instalaron primeramente a los cautivos "hijos de Israel" en "Halah, en Habor, junto al río Gozan, y en las ciudades de los medos" (2 Reyes 17:6; 18:11). Esto es la frontera norte/noreste del Imperio Asirio de entonces. Y vale recordar que los asirios llamaron a los cautivos con un nombre que despistó a los historiadores por mucho tiempo: "hijos de Omri”. Esto es muy diferente al nombre registrado en la profecía: "hijos de Israel"/ "casa de Israel"/"Efraín". Y así, la mayor parte de los pasajes del AT quedaron sin aparente respaldo histórico hasta que el descubrimiento del obelisco negro de Salmanasar III, en el año 1842, dio la pista del nombre con el cual la historia había registrado a la "descendencia de Israel" entre las naciones: “hijos de Omri”.
A partir de esta cautividad de los "hijos de Israel" en el norte/noreste de Asiria, y su posterior migración a los "cuatro vientos" de la tierra, la simiente de Abraham fue "zarandeada" y "mezclada" entre las naciones de modo que todas ellas acabarían entrando en el Plan de Redención de la "casa de Israel" cuando a ella le fue extendida la misericordia de YaHVéH y le fue enviado las buenas noticias/evangelio del Reino por medio de los apóstoles. De este modo el Mesías de Israel se convirtió en el Señor de todos (Hechos 10:36) los que, con independencia de su origen o raza lo recibieron en su corazón.
El otro exilio, el del "Reino de Judá", tiene una historia mas conocida. Cuando se declaran los juicios sobre el Reino del Norte - bajo el reinado de Jeroboam II - la Palabra declara que todavía los "judíos" caminaban con rectitud delante de YaHVéH (Oseas 1.7; 11:12). Pero unos años mas tarde cayeron también en apostasía y "Judá" se hizo merecedor de un juicio similar al de sus hermanos del norte. Así, en el año 587 A.C., el emperador babilonio Nabucodonosor captura Jerusalem y los judíos son llevados en cautividad a Babilonia. Sin embargo, a diferencia del exilio del "Reino del Israel", este exilio babilonio de Judá no sería sin memoria ni retorno. Por lo contario los judíos conservarían sus costumbres y su identidad nacional y el anhelo de retorno a su patria y a Jerusalem. Y entonces – luego de que ese retorno se hizo efectivo 70 años después - ya purificados de sus idolatrías, los judíos se establecieron ante los ojos del mundo como los únicos celosos guardianes de los oráculos de YaHVéH y de la identidad de ISRAEL, cuya rama mas populosa – la “casa de Israel” - permanecería oculta entre las naciones hasta estos días.
Pero si bien YaHVéH mantuvo un testigo histórico visible de su pueblo santo los traumas de la división (930 A.C.) y la mutilación (722 A,C,) del paradigmático reino davitico habían quedado sin resolución. Y la profecía comienza a hacer referencia a una venidera reunificacion de "Israel " y "Judá" reconstruyendo el reino davítico de doce tribus, esta vez bajo la Autoridad del "Hijo de David". Este reino vendría al final de la historia y cumpliría así la demanda pendiente de reunificación de “todo Israel”. Y a esto se le llama en la profecía: “la restauración del Tabernáculo caído de David” (Amos 9:11, Hechos 15:16-18) que equivale al “Reino de los Cielos” de los evangelios.
A esta corona de la historia – el Reino de los Cielos/Tabernáculo de David reunificado - hace referencia la pregunta de los discípulos al Maestro resucitado: ¿restituirás el reino á Israel en este tiempo? (Hechos 1:6). Y a esta restauración futura del reino davítico en la coronación de la historia alude Jacobo revelándolo como el misterio subyacente en la evangelización a los gentiles (Hechos 15:16-19).
Este es el misterio que está para ser revelado a las "iglesias de Cristo” a partir del momento en "que haya entrado la “plenitud de los Gentiles" (Romanos 11:25) en el Nuevo Pacto. Entonces, los "cristianos" fieles, luego de separada - por los rigores de la persecución venidera - la cizaña del trigo en las "iglesias de Cristo", serán revelado en ella el remanente salvo de los "hijos de Israel". Aquel que “volverá” (Romanos 9:27-28) a su tierra – Sión glorificada - a edificar de nuevo el Tabernáculo caído para el "Hijo de David". Y entonces todas las profecías serán cumplidas.
1) el destierro entre las naciones, sin memoria y sin retorno,del "Reino de Israel" del norte; que fue mezclado con las naciones.
2) el exilio, la cautividad, la purificación y el retorno del "Reino de Judá",único testigo ante las naciones del pueblo santo de YaHVéH.
Y la profecía dice que estos dos traumas - y la mencionada división en "dos casas" del único ISRAEL - se curarían al final de los días con la restauración del "Tabernáculo caído de David", es decir, la reunificación de “todo Israel” en el mundo venidero/athid lavo mediante la congregación y el retorno a su tierra - Sión glorificada - desde la diáspora y el destierro de un remanente salvo de los desterrados llamado: “remanente de Israel” o “redimidos”
Y la cabeza de este venidero reino reunificado milenario será el Mesías de Israel - el "Hijo de David" – nuestro Señor Jesucristo/Yeshua Hamashiaj, al que llamaremos “YaHVéH Justicia Nuestra” (Jeremías 23:6). Veamos una reseña de los dos acontecimientos señalados: del destierro del "Reino de Israel" entre las naciones y el exilio del "Reino de Judá" en Babilonia,
En el año 722 A.C. el emperador asirio Sargon II completó el destierro del "Reino de Israel" profetizada por Oseas y Amos (Oseas 9:3). Los asirios instalaron primeramente a los cautivos "hijos de Israel" en "Halah, en Habor, junto al río Gozan, y en las ciudades de los medos" (2 Reyes 17:6; 18:11). Esto es la frontera norte/noreste del Imperio Asirio de entonces. Y vale recordar que los asirios llamaron a los cautivos con un nombre que despistó a los historiadores por mucho tiempo: "hijos de Omri”. Esto es muy diferente al nombre registrado en la profecía: "hijos de Israel"/ "casa de Israel"/"Efraín". Y así, la mayor parte de los pasajes del AT quedaron sin aparente respaldo histórico hasta que el descubrimiento del obelisco negro de Salmanasar III, en el año 1842, dio la pista del nombre con el cual la historia había registrado a la "descendencia de Israel" entre las naciones: “hijos de Omri”.
A partir de esta cautividad de los "hijos de Israel" en el norte/noreste de Asiria, y su posterior migración a los "cuatro vientos" de la tierra, la simiente de Abraham fue "zarandeada" y "mezclada" entre las naciones de modo que todas ellas acabarían entrando en el Plan de Redención de la "casa de Israel" cuando a ella le fue extendida la misericordia de YaHVéH y le fue enviado las buenas noticias/evangelio del Reino por medio de los apóstoles. De este modo el Mesías de Israel se convirtió en el Señor de todos (Hechos 10:36) los que, con independencia de su origen o raza lo recibieron en su corazón.
El otro exilio, el del "Reino de Judá", tiene una historia mas conocida. Cuando se declaran los juicios sobre el Reino del Norte - bajo el reinado de Jeroboam II - la Palabra declara que todavía los "judíos" caminaban con rectitud delante de YaHVéH (Oseas 1.7; 11:12). Pero unos años mas tarde cayeron también en apostasía y "Judá" se hizo merecedor de un juicio similar al de sus hermanos del norte. Así, en el año 587 A.C., el emperador babilonio Nabucodonosor captura Jerusalem y los judíos son llevados en cautividad a Babilonia. Sin embargo, a diferencia del exilio del "Reino del Israel", este exilio babilonio de Judá no sería sin memoria ni retorno. Por lo contario los judíos conservarían sus costumbres y su identidad nacional y el anhelo de retorno a su patria y a Jerusalem. Y entonces – luego de que ese retorno se hizo efectivo 70 años después - ya purificados de sus idolatrías, los judíos se establecieron ante los ojos del mundo como los únicos celosos guardianes de los oráculos de YaHVéH y de la identidad de ISRAEL, cuya rama mas populosa – la “casa de Israel” - permanecería oculta entre las naciones hasta estos días.
Pero si bien YaHVéH mantuvo un testigo histórico visible de su pueblo santo los traumas de la división (930 A.C.) y la mutilación (722 A,C,) del paradigmático reino davitico habían quedado sin resolución. Y la profecía comienza a hacer referencia a una venidera reunificacion de "Israel " y "Judá" reconstruyendo el reino davítico de doce tribus, esta vez bajo la Autoridad del "Hijo de David". Este reino vendría al final de la historia y cumpliría así la demanda pendiente de reunificación de “todo Israel”. Y a esto se le llama en la profecía: “la restauración del Tabernáculo caído de David” (Amos 9:11, Hechos 15:16-18) que equivale al “Reino de los Cielos” de los evangelios.
A esta corona de la historia – el Reino de los Cielos/Tabernáculo de David reunificado - hace referencia la pregunta de los discípulos al Maestro resucitado: ¿restituirás el reino á Israel en este tiempo? (Hechos 1:6). Y a esta restauración futura del reino davítico en la coronación de la historia alude Jacobo revelándolo como el misterio subyacente en la evangelización a los gentiles (Hechos 15:16-19).
Este es el misterio que está para ser revelado a las "iglesias de Cristo” a partir del momento en "que haya entrado la “plenitud de los Gentiles" (Romanos 11:25) en el Nuevo Pacto. Entonces, los "cristianos" fieles, luego de separada - por los rigores de la persecución venidera - la cizaña del trigo en las "iglesias de Cristo", serán revelado en ella el remanente salvo de los "hijos de Israel". Aquel que “volverá” (Romanos 9:27-28) a su tierra – Sión glorificada - a edificar de nuevo el Tabernáculo caído para el "Hijo de David". Y entonces todas las profecías serán cumplidas.
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