el exilio de los "hijos de Omri" y el retorno a su tierra al final de los días




* los "hijos de Omri" en el exilio


En otro estudio anterior vimos como los pueblos que se movían como "almas en pena" de un lado hacia otro en el centro norte de Europa, la extremidad occidental y las islas, congregados en torno a la misteriosa religión de los “druidas”, mas parecida a un elegante edificio en ruinas en cuyos recintos derruidos habitan toda clase de doctrinas: desde aspectos asimilables a una religión superior hasta la magia, la superstición, el panteísmo, el satanismo y la idolatría. Aquellos que los griegos llamaron “keltoi”/“celtas” y los romanos “galos”. Aquellos que buscaban la muerte en combate como un sello de honor y un premio para la vida futura - en la cual creían absolutamente-, eran los pueblos que contenían en su seno a la descendencia de los apostatas "hijos de Israel"/"casa de Israel"/”Efraín” desterrados en el año 722 A.C. de la región de Samaria, al norte del territorio del Israel bíblico.


Esta identidad escondida de los pueblos fundacionales de Europa es la gran revelación que debemos tener siempre presente para visualizar el evangelio en la historia y en los sucesos de nuestros días.


Y a estos ancestrales fundadores de la Europa de hoy, cuna del cristianismo, que sembró la santa semilla de la Palabra por el mundo entero se refirió nuestro Señor como “las ovejas perdidas de la casa de Israel”. Y dio instrucciones a sus apóstoles para que les llevaran la buena noticia/ evangelio del Reino sin demora y con prioridad excluyente (Hechos 10:36, Mateo 10:5-7).


Y el hecho de que los pueblos del antiguo "mundo celta" fueran mezclados y multiétnicos confirma también la palabra profética que condenó a Israel(Efraín) a ser "zarandeado" y "mezclado" entre las naciones. Leemos en Amos 9:9:


"Porque he aquí yo mandaré
y haré que la casa de Israel
sea zarandeada
entre todas las naciones,
como se zarandea
el grano en una criba..."


Y en Oseas 7:8:


"Efraín se ha mezclado
con los demás pueblos;
Efraín fue torta no volteada."


De este modo esos pueblos peregrinos y permanentemente insatisfechos escucharon la Palabra del evangelio y reconocieron y adoraron como su Señor y Dios a un israelita que sufrió muerte de cruz en lejanas tierras, aunque se les predicó en griego, lengua que los "druidas" dominaban, con el nombre de Jesús. Y por Él abandonaron para siempre la omnipresente “religión de los druidas” que era lo único que les daba su sentido histórico, filosófico y religioso, como quien abandona una muleta luego de haber recuperado milagrosamente la vida para sus piernas. ¿No es esto maravilloso? ¿No es una voltereta mortal incomprensible? ¿No parecería imposible si no mediara una razón misteriosa que los orgullosos e indómitos “celtas” renunciaran a todo cambiándolo por el Dios de Israel? Este era el Dios de sus antepasados al que habían olvidado como castigo divino radical a su apostasía. ¿No percibimos la mano de Dios/Elohim en la historia cuando analizamos estas cosas, no vemos en ellas al Gran Pastor yendo a buscar y rescatando al caído, al sucio del lodo del muladar para limpiarlo y volverlo a casa?. La conversión de los poderosos “druidas” que fueron luego levantados como obispos de la Iglesia Celta – la primera iglesia organizada de la cristiandad - es un misterio que solo puede ser explicado en el contexto de esta identidad escondida de los pueblos que habitaban en el seno de la “cultura celta” que se disolvió como azúcar en el agua ante el mensaje de los apóstoles.

El evangelio fue dirigido a ellos – los pueblos celtas - como una flecha certera a su corazón y recibido gozosamente dejando de lado las ruinas “religiosas” variopintas en las que habitaban. Este fue el testimonio de la predicación del apóstol Pablo en Bretania a quien los "druidas" sirvieron como a un portador de la Luz y la Verdad ansiosamente esperado. Ellos, que habitaban en las tinieblas “vieron la luz” y a ella se aferraron con tal fuerza que transformaron la historia universal.

Ahora bien, la permanente deriva occidental que llevó a los “hijos de Omri” /"hijos de Israel"/ "casa de Israel"/ ”Efraín” desde las planicies transcaucásicas, a donde habían sido exilados por los asirios, hasta las "islas" (las Islas Británicas), las "costas" (las de Francia y España sobre el Atlántico) y las "extremidades de la tierra" (el continente americano), según el preciso lenguaje de Isaías y Jeremías, es una confirmación impresionante de la profecía que leemos en Oseas 13:15:



"... vendrá el solano,
viento de YaHVéH;
se levantará desde el desierto,
y se secará su manantial,
y se agotará su fuente..."



El "solano" era un viento seco de la geografía de Israel que provenía del desierto y soplaba de este a oeste. Este fue el viento profético que "secó" primero el apostata reino de Israel(Efraín) y luego lo "soplo" lejos hacia occidente.


Y confirmamos que la dirección principal del errabundo “Efraín” fue hacia occidente en Oseas 11:10, en donde se afirma que un remanente de los "hijos de Israel(Efraín)" volverían a su tierra al final de los días desde el occidente:



"En pos de YaHVéH caminarán;
él rugirá como león;
rugirá, y los hijos
vendrán temblando
desde el occidente".



* el retorno del remanente:
"estruendo por la multitud de los hombres"
(Miqueas 2:12-13)



Y hoy, próximos a esos días finales, podemos percibir en perspectiva histórica estas cosas y entender los 2.000 años de historia de la gracia de Dios/Elohim en las naciones, fruto del sacrificio de su Hijo Amado. Ante nuestros ojos una parte de ISRAEL, castigada severamente por su abandono a la fe en el Dios que los libró del cautiverio egipcio con “brazo extendido”, marcha hacia occidente después del año 722 A.C. – (también marchó hacia el oriente y África pero hacia occidente estuvo el brazo profético) y ahora es atraída de nuevo como un imán a la tierra desde donde fue expulsada hace 2.700 años. Esto es un “pororoca” histórico, una contramarea de dimensiones colosales que provoca y seguirá provocando con mayor intensidad en el futuro próximo “estruendo” en las naciones.


Es decir, lo que existe detrás del ruido - el "estruendo" - en Oriente Próximo y Oriente Medio por la repentina presencia allí de tropas occidentales, las marchas y contramarchas de una paz imposible, y los tumultuosos movimientos diplomáticos que se suceden en un clima tenso sin mucho resultado, es el inicio de la remodelación radical y definitiva del mundo, cercanos ya al advenimiento del Reino de los Cielos.


Esto incluye la desvalorización de la democracia y la política, ya que ni la democracia - ni ningún régimen de este mundo - será el sistema político del futuro. Tampoco las Naciones Unidas será la institución internacional que garantice la paz y justicia del planeta en el futuro. Ambas cosas – democracia y Naciones Unidas - aunque nos resulte ahora paradojal necesitan consumirse hasta su cerno para ser sustituidas por el Reino de “YaHVéH Justicia Nuestra”.


Por eso veremos muchos fracasos políticos en los países democráticos centrales y la clamorosa ineficacia de las Naciones Unidas que terminará desapareciendo desguasada por un caos planetario.


Del mismo modo, la emergencia climática es funcional a esta voltereta que lo remueve todo, de modo que ningún lugar en el mundo sea seguro y estable. El proceso que culminará con el retorno del remanente de Israel prometido al final de los tiempos - de la mano de YaHVéH - está compuesto por estos múltiples escenarios dramáticos: históricos, políticos, de violencia social y privada, climáticos y de economía global herida que se aguzarán más y más”.


Como las 10 plagas de Egipto antecedieron el éxodo hacia la libertad de los hijos de ISRAEL, los males que nos agobian están anunciando el colapso de un mundo que quiere prescindir del Dios Verdadero, el mundo impío, a la vez que el portentoso Éxodo Mayor de Israel, esto es: el retorno de un remanente santo de Israel a la tierra de donde fueron echados luego de haber sido lavados de su apostasía por la sangre del Cordero y la Palabra del evangelio durante los siglos de la gracia.

¡Que estemos firmes para participar
de este evento portentoso, el mayor
acontecimiento en la historia de
las naciones!


Esto incluye la desvalorización de la democracia y la política, ya que ni la democracia - ni ningún régimen de este mundo - será el sistema político del futuro. Ni las Naciones Unidas será la institución internacional que garantice la paz y justicia del planeta. Ambas cosas – democracia y Naciones Unidas - aunque nos resulte ahora paradojal necesitan consumirse hasta extinguirse para ser sustituidas por el Reino mundial de “YaHVéH Justicia Nuestra” que presidirá desde su Trono en un Nuevo Templo, en una también nueva ciudad de Jerusalem, un mundo de Justicia y Paz”.



*******



Tomado del libro:
"Estruendo en las naciones"