“He aquí que todos vosotros
encendéis fuego,
y estáis cercados de centellas:
andad á la luz de vuestro fuego,
y á las centellas que encendisteis.
de mi mano os vendrá esto;
en dolor seréis sepultados”.
Isaías 50:11
En este pasaje se hace un contraste entre las luces encendidas por los hombres, que los apabullan y rodean por todos lados, y el Siervo Sufriente que caminó en tinieblas sin ninguna luz durante su ministerio terrestre, y “aun así confió en YaHVéH” – como lo dice en el versículo anterior -.
Y dice que estas centellas artificiales encendidas por el hombre redundarán en su desolación:
Y dice que estas centellas artificiales encendidas por el hombre redundarán en su desolación:
“de mi mano os vendrá esto;
en dolor seréis sepultados”.
Es un potente antimensaje para estos días de luces pasajeras, tanto en el ambiente iluminado por miles de luces artificiales, como en los regalos electrónicos: “teléfonos móviles” y aparatos centellantes de todo tipo que encandilan con su vanidad.
Es sabido que la violencia en que vivimos - y que ya ha perdido sus límites – tiene su origen en la TV, los juegos electrónicos y de computadora, el cine y la sinergia infinita entre todos ellos potenciada ahora con los “teléfonos inteligentes” que integran todas esas funciones. Ellos son vehículos perfectos de pedofilia, de pornografía, de seducción malsana de todo tipo y sus destellos hacen sentir a jóvenes y no tan jóvenes que las barreras morales no existen en el “mundo nuevo” que promete la tecnología.
Es sabido que la violencia en que vivimos - y que ya ha perdido sus límites – tiene su origen en la TV, los juegos electrónicos y de computadora, el cine y la sinergia infinita entre todos ellos potenciada ahora con los “teléfonos inteligentes” que integran todas esas funciones. Ellos son vehículos perfectos de pedofilia, de pornografía, de seducción malsana de todo tipo y sus destellos hacen sentir a jóvenes y no tan jóvenes que las barreras morales no existen en el “mundo nuevo” que promete la tecnología.
Pues bien, la Palabra nos advierte: “en dolor seréis sepultados”. En violencia domestica asesina, en violencia vana y desbordante de crueldad en las calles, en violencia mortal en el tránsito, en violencia en los espíritus, en violencia imparable en las escuelas y liceos, en conciencias cauterizadas que no distinguen el bien del mal. La “paz” tan invocada en estos días es imposible entre las centellas tecnológicas que hemos creado. En ellas no hay futuro y nos traspasarán de dolor y desolación. Son una comprobación más de que el fin de este mundo se acerca.
Asi las cosas, los creyentes vivimos en medio de densas tinieblas que tenemos que atravesar como el Siervo Sufriente lo hizo: confiando en que al final del túnel esta el bendito Reino de “YaHVéH Justicia Nuestra”, nuestra “viva esperanza. ¡Aleluya!, solo en Él tendremos descanso.
Asi las cosas, los creyentes vivimos en medio de densas tinieblas que tenemos que atravesar como el Siervo Sufriente lo hizo: confiando en que al final del túnel esta el bendito Reino de “YaHVéH Justicia Nuestra”, nuestra “viva esperanza. ¡Aleluya!, solo en Él tendremos descanso.
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