"¿Quién ha realizado esta obra?
¿Quién, desde el principio,
ha ordenado el curso de la historia?
Yo, el Señor, el único Dios, el primero y el último".
Aquí Dios/Elohim - YaHVéH - nos dice que Él es Quien “ha ordenado el curso de la historia” y que es “el primero y el último”. Esto es: Él afirma sin sombra de vacilación que tiene el control de la historia y que la va a llevar infaliblemente a su culminación según su santo Propósito. Esto es importante, es una característica específica de la fe bíblica. Porque es posible concebir “dioses” que se manifiesten solamente en un plano “espiritual” y de leyendas, en un mundo ajeno al devenir concreto y observable de los pueblos, pero este NO es el caso del Dios de la Biblia. Él afirma que tiene el control de la historia y en consecuencia actúa sobre ella, no sobre leyendas. En Isaías 46:9-10 leemos:
"...porque yo soy Dios...
que anuncio lo por venir desde el principio,
y desde la antigüedad lo que aún no era hecho; que digo: ‘
Mi plan permanecerá y haré todo lo que quiero’”
y en seguida agrega:
“lo he pensado, y también lo llevaré a cabo".
También dice Daniel 4:34:
"Su dominio es sempiterno;
su reino, por todas las edades”.
Todas estas cosas se refieren al devenir histórico considerado en un ciclo muy amplio, de miles de años. El evangelio entonces, si afirma provenir del mismo Dios/Elohim que hace afirmaciones tan rotundas en el AT debe de encajar perfectamente en ellas, esto es, debe de tener raíces evidentes en todo el texto bíblico. Y una de sus raíces bebe del momento preciso en que Dios/Elohim - YaHVéH - hace a través de Abraham, promesas inmutables a los hombres que serán el Pulso de la historia de todas las naciones. Esta raíz profunda se hunde hasta el año 2.000 AC cuando dice a Abram:
“No te llamarás más Abram,
sino que tu nombre será Abraham,
porque te he puesto por padre de muchedumbre de gentes.
Te multiplicaré en gran manera,
y de ti saldrán naciones y reyes "
Génesis 17:1-7
Estas palabras las dirige YaHVéH a “Abram”– mas tarde “Abraham” – en ese momento con 99 años. Para ese tiempo el mundo había pasado por la catástrofe del Diluvio, consecuencia de la violencia y sensualidad sin control entre los hombres. Porque hubo un Diluvio universal del que habla con evidencias concluyentes tanto la geología como la memoria de los pueblos. Y sobre sus causas se dice en Génesis 6:5:
“Vio YaHVéH que la maldad de los hombres
era mucha en la tierra,
y que todo designio de los pensamientos
de su corazón solo era de continuo el mal”
Y luego de esta “macro-intervención” de Dios/Elohim - YaHVéH – hubo un nuevo comienzo para la humanidad, y esta vez Dios/Elohim se propuso intervenir a través de la descendencia de Abraham para asegurarse un remanente de todas las naciones que sería el pueblo santo para Su Reino, al final de los tiempos. En este “reino sempiterno” prevalecería solo Su consejo para todos los pueblos de la tierra. Porque Él vendría a morar con los hombres y esa sería la Novedad que cruzaría los siglos. De modo que la congregación de un remanente santo de todos los pueblos de la tierra es el fundamento del Plan de Redención que fue establecido desde antes de la fundación del mundo y que tiene como piedra angular el sacrificio vicario del Hijo por el pecado de todos. En Apocalipsis 5:9 leemos sobre ese remanente “de todo linaje, lengua, pueblo y nación”:
Y esto comenzó con la primera promesa (o manojo de promesas) de YaHVéH a Abraham y su descendencia. Y en el momento que las anunciaba YaHVéH cambió el nombre de aquel que las llevaría a cabo: Abram, que significa “padre enaltecido” sería ahora “Abraham” que significa “padre de una muchedumbre de gente” -. Y esto no es un mero juego de palabras: la “muchedumbre de gentes” con la semilla de Abraham sería tan grande que cubriría toda la tierra y engendraría pueblos, naciones y reyes. Y a partir de esta primera promesa YaHVéH – el Gran Tejedor - va a comenzar a tejer la trama de los eventos mundiales produciendo a veces hechos visibles y portentosos y otras pequeños y ocultos que permitirán al final a todos los pueblos y naciones de la tierra proveer de si mismos los redimidos que conformarán el “Reino de los Cielos”/ “Tabernáculo de David restaurado” que también es el REINO DE ISRAEL venidero por el cual reclamaron los discípulos a su Maestro antes de la ascensión (Hechos 1:6). De hecho este Dios/Elohim que declara desde el principio las cosas finales dijo con respecto a Israel:
Y dijo esto otro:
La relación de YaHVéH con su pueblo es tan incambiable como el transito de los astros en el cielo y su efecto sobre los hombres, y tan estrecha como la relación de un esposo con su esposa ¿podía olvidar a su pueblo? ¿Podría cambiar Dios/Elohim - YaHVéH – de pueblo escogido en algún momento de la historia? ¿Podría remplazar a ISRAEL? Es evidente que no. Y sin embargo se nos ha dicho a los cristianos que sí lo hizo, que en el Nuevo Testamento eligió otro pueblo para su trato exclusivo. ¿Puede ser esto? Si así lo fuera la credibilidad del Dios/Elohim como Guía de la historia, Aquel que afirma que lleva a cabo lo que piensa, que hace cumplir siempre sus promesas y que conoce el final desde el principio, se desmoronaría. Vamos a ver estas cosas paso a paso en los próximos capítulos.
“Y cantaban un cántico nuevo, diciendo:
‘Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos,
porque tú fuiste inmolado,
y con tu sangre nos has redimido para Dios,
de todo linaje, lengua, pueblo y nación;
nos has hecho para nuestro Dios un reino y sacerdotes,
y reinaremos sobre la tierra’”
Y esto comenzó con la primera promesa (o manojo de promesas) de YaHVéH a Abraham y su descendencia. Y en el momento que las anunciaba YaHVéH cambió el nombre de aquel que las llevaría a cabo: Abram, que significa “padre enaltecido” sería ahora “Abraham” que significa “padre de una muchedumbre de gente” -. Y esto no es un mero juego de palabras: la “muchedumbre de gentes” con la semilla de Abraham sería tan grande que cubriría toda la tierra y engendraría pueblos, naciones y reyes. Y a partir de esta primera promesa YaHVéH – el Gran Tejedor - va a comenzar a tejer la trama de los eventos mundiales produciendo a veces hechos visibles y portentosos y otras pequeños y ocultos que permitirán al final a todos los pueblos y naciones de la tierra proveer de si mismos los redimidos que conformarán el “Reino de los Cielos”/ “Tabernáculo de David restaurado” que también es el REINO DE ISRAEL venidero por el cual reclamaron los discípulos a su Maestro antes de la ascensión (Hechos 1:6). De hecho este Dios/Elohim que declara desde el principio las cosas finales dijo con respecto a Israel:
“Así dice el SEÑOR, el que da el sol para luz del día,
y las leyes de la luna y de las estrellas para luz de la noche...
Si se apartan estas leyes de mi presencia ...
también la descendencia de Israel
dejará de ser nación en mi presencia para siempre”.
Y dijo esto otro:
“Porque tu esposo es tu Hacedor,
el SEÑOR de los ejércitos es su nombre;
y tu Redentor es el Santo de Israel,
que se llama Dios de toda la tierra”.
(Isaías 54:5)
La relación de YaHVéH con su pueblo es tan incambiable como el transito de los astros en el cielo y su efecto sobre los hombres, y tan estrecha como la relación de un esposo con su esposa ¿podía olvidar a su pueblo? ¿Podría cambiar Dios/Elohim - YaHVéH – de pueblo escogido en algún momento de la historia? ¿Podría remplazar a ISRAEL? Es evidente que no. Y sin embargo se nos ha dicho a los cristianos que sí lo hizo, que en el Nuevo Testamento eligió otro pueblo para su trato exclusivo. ¿Puede ser esto? Si así lo fuera la credibilidad del Dios/Elohim como Guía de la historia, Aquel que afirma que lleva a cabo lo que piensa, que hace cumplir siempre sus promesas y que conoce el final desde el principio, se desmoronaría. Vamos a ver estas cosas paso a paso en los próximos capítulos.
* * *