
El 8 de junio de 2004 ocurrió un fenómeno notable en el cielo: Venus se interpuso entre el disco solar y la Tierra y efectuó un tránsito aparente por su disco. Esto es una posición muy especial en el cielo y ocurre solo cada 120 años. En esa oportunidad escribí el siguiente estudio haciendo referencia a elementos de astrología bíblica - que nada tiene que ver con la astrología corriente – para explorar su significado del cual transcribo la primera parte:
EL TRÁNSITO DE VENUS
POR EL DISCO SOLAR
Y LA HISTORIA DE
PERSEO Y ANDRÓMEDA
(Una profecía para el remanente
de Jacob/Israel)
POR EL DISCO SOLAR
Y LA HISTORIA DE
PERSEO Y ANDRÓMEDA

de Jacob/Israel)
Hay una historia inscrita en la bóveda celeste que dice así:
"Andrómeda", "Cetus" y "Perseo" son nombres griegos para constelaciones que existían desde el origen de la historia humana.
El sabio y astrónomo Ptolomeo - 150 D.C. - consideraba a las constelaciones y los relatos relacionados con ellas como revestidos de una "autoridad indiscutible, de origen desconocido, y de antigüedad imposible de averiguar". Pero Josefo - el historiador judío casi coetáneo de Ptolomeo - narra en "Antigüedades de los Judíos" que el origen de este formidable ramillete de "historias" narradas en los cielos esta en las revelaciones de Set, el tercer hijo de Adán y Eva que aparece en el relato bíblico, quien desvelo esas historias en la resplandeciente bóveda celeste - seguramente por revelación divina - y las gravo cuidadosamente para la posteridad. Y lo hizo en dos columnas: una de ladrillo y otra de piedra. El testimonio grabado en la columna de piedra todavía se podía localizar en tiempos de Josefo - según él mismo declara - y en concordancia con ello el emperador asirio Asurbanipal - 672-631 A.C. - afirma solemnemente:
Frase que solo puede hacer referencia a la columna de piedra con los misterios del cielo grabada por Set.
De modo que aquello que a Ptolomeo le parecía de una "autoridad indiscutible" aunque no acertaba a fijarle una fecha en el pasado remoto - esto es, el discernimiento de grupos de figuras llamadas constelaciones en la bóveda celeste que agrupan en su seno conjuntos de estrellas, a veces caprichosamente, en actitudes que parecen contar una extraña historia - si consideramos el testimonio contrastado del historiador judío Josefo y del legendario emperador asirio Asurbanipal - que nos lego su completísima y extraordinaria biblioteca - se originó antes del diluvio (Génesis 7-8) y mas precisamente - según Josefo - en el seno de la familia del justo Set.
De esa época antediluviana viene entonces la historia que invoco al inicio de este articulo, aunque con mucha seguridad los protagonistas no se llamaban entonces: "Perseo", "Andrómeda" o "Pegaso". Estos son nombres griegos relacionados con historias que con seguridad distorsionan en poco o en mucho a las originales, del mismo modo que las hiedras y la vegetación feraz carcomen un edificio antiguo - ya abandonado - dejando entrever a veces claramente el antiguo perfil y sus características volumétricas, y en otras ocultándolo por completo debajo de umbría masa vegetal. Sin embargo, a pesar de las distorsiones y los ocultamientos, la historia que narra el grupo de constelaciones a que me refiero parece familiar a quienes conocemos el plan establecido desde "antes de la fundación del mundo" por Dios/Elohim para su pueblo santo: la "virgen hija de Sión" (Lamentaciones 2:13)
Repasemos de nuevo - entonces - la historia del inicio:
Casi nos sale decir: Amen y amen.
¡Aleluya!
Dice así Génesis 1: 14-15:
Las "fechas especiales" que señalan las lumbreras del cielo han de tener que ver - por supuesto - con acontecimientos vinculados al Plan de Redención de la humanidad, que es el mensaje excluyente de Dios/Elohim en su trato con los hombres. Y de entre las lumbreras del cielo voy a identificar una muy especial que ocupa un lugar central en el relato bíblico: el "lucero de la mañana":
Esta declaración no tiene doble interpretación, identifica al "planeta Venus" - que así llamamos hoy al astro que la Biblia llama uniformemente: lucero/estrella de la mañana - con Nuestro Señor. No es esto algo para dejar pasar por alto si intentamos discernir la historia que le fue revelada al justo Set por Dios/Elohim casi 6.000 años atrás.
Y hay otras dos citas bíblicas interesantes sobre el "lucero de la mañana":
Es decir, aquí se trata de la máxima condecoración existente en el universo, ya que viene del Creador de "los cielos y la tierra": "yo le daré autoridad sobre naciones...y la estrella de la mañana". Esto es: la representación plenipotenciaria de Nuestro Señor ante las naciones colgando de nuestra solapa espiritual. ¡Tremendo!
Y también leemos en 2 Pedro 1:19:
Aquí este cintilante astro representa el mayor portento de Dios/Elohim para con el hombre: el resplandecer de la palabra profética en las tinieblas del corazón no redimido.
Tres significados preciosos para "Venus"/lucero de la mañana:
¡¿cuál de estos tres significados del lucero de la mañana lo conmueven y movilizan mas?! Todos tienen que ver con Nuestro Señor, si tenemos uno, tenemos todos.
Y hay aun mas con respecto a este astro que parece acaparar el simbolismo del "espíritu de la profecía" para el pueblo de Dios/Elohim:
Balaam - cuando aun Israel andaba errante en el desierto - vio el "lucero de la mañana" al final de la historia señalando el nacimiento y el reinado final del Mesías:
Y también el profeta Oseas relaciona la llegada del alba, anunciada por este lucero, con la venida del Hijo de Dios:
Ante la contundencia de estas referencias - amadas por muchos - se dispara en estos días nuestro interés cuando vemos suceder algo especial que involucra a este extraordinario lucero celeste - que los hombres llamamos "Venus" - y si además se trata de un espectáculo inusual, tanto por su rareza como por su belleza, parece razonable pensar que tal vez el transito aparente de "Venus" - el lucero de la mañana - delante del disco solar pueda ser una campanada del "reloj" de las "ordenanzas de los cielos" (Job 38:33) para Su pueblo que debemos discernir espiritualmente.
Reparemos entonces en algo muy especial:
"Andrómeda fue encadenada a una roca esperando que Cetus, el monstruo marino, la devorara. Cuando Andrómeda creía que era su final, llegó Perseo montado sobre Pegaso, el caballo volador. El monstruo marino fue rápidamente vencido por Perseo, el cual voló triunfante con su princesa rescatada y se casó con ella."
"Andrómeda", "Cetus" y "Perseo" son nombres griegos para constelaciones que existían desde el origen de la historia humana.
El sabio y astrónomo Ptolomeo - 150 D.C. - consideraba a las constelaciones y los relatos relacionados con ellas como revestidos de una "autoridad indiscutible, de origen desconocido, y de antigüedad imposible de averiguar". Pero Josefo - el historiador judío casi coetáneo de Ptolomeo - narra en "Antigüedades de los Judíos" que el origen de este formidable ramillete de "historias" narradas en los cielos esta en las revelaciones de Set, el tercer hijo de Adán y Eva que aparece en el relato bíblico, quien desvelo esas historias en la resplandeciente bóveda celeste - seguramente por revelación divina - y las gravo cuidadosamente para la posteridad. Y lo hizo en dos columnas: una de ladrillo y otra de piedra. El testimonio grabado en la columna de piedra todavía se podía localizar en tiempos de Josefo - según él mismo declara - y en concordancia con ello el emperador asirio Asurbanipal - 672-631 A.C. - afirma solemnemente:
"yo me gozo en leer las inscripciones en piedra desde la época anterior al diluvio"
Frase que solo puede hacer referencia a la columna de piedra con los misterios del cielo grabada por Set.
***
De modo que aquello que a Ptolomeo le parecía de una "autoridad indiscutible" aunque no acertaba a fijarle una fecha en el pasado remoto - esto es, el discernimiento de grupos de figuras llamadas constelaciones en la bóveda celeste que agrupan en su seno conjuntos de estrellas, a veces caprichosamente, en actitudes que parecen contar una extraña historia - si consideramos el testimonio contrastado del historiador judío Josefo y del legendario emperador asirio Asurbanipal - que nos lego su completísima y extraordinaria biblioteca - se originó antes del diluvio (Génesis 7-8) y mas precisamente - según Josefo - en el seno de la familia del justo Set.
De esa época antediluviana viene entonces la historia que invoco al inicio de este articulo, aunque con mucha seguridad los protagonistas no se llamaban entonces: "Perseo", "Andrómeda" o "Pegaso". Estos son nombres griegos relacionados con historias que con seguridad distorsionan en poco o en mucho a las originales, del mismo modo que las hiedras y la vegetación feraz carcomen un edificio antiguo - ya abandonado - dejando entrever a veces claramente el antiguo perfil y sus características volumétricas, y en otras ocultándolo por completo debajo de umbría masa vegetal. Sin embargo, a pesar de las distorsiones y los ocultamientos, la historia que narra el grupo de constelaciones a que me refiero parece familiar a quienes conocemos el plan establecido desde "antes de la fundación del mundo" por Dios/Elohim para su pueblo santo: la "virgen hija de Sión" (Lamentaciones 2:13)
Repasemos de nuevo - entonces - la historia del inicio:
"Perseo" es un príncipe que desciende desde el cielo montado en un caballo blanco llevando su espada en alto con intención de matar a "Cetus", que es "una bestia que sale del mar". La intención de "Cetus" es devorar a la princesa "Andrómeda" encadenada a una roca a la orilla del mar. "Perseo", el caballero que desciende desde lo alto, esta localmente enamorado de la princesa encadenada y - luego de dar cuenta de Cetus y soltar las cadenas de su amada - vuela con ella de retorno al cielo en donde la desposa.
Casi nos sale decir: Amen y amen.
¡Aleluya!
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Dice así Génesis 1: 14-15:
"Entonces Dios dijo: 'Que haya luces en la bóveda celeste, que alumbren la tierra y separen el día de la noche, y que sirvan también para señalar los días, los años y las fechas especiales"
Las "fechas especiales" que señalan las lumbreras del cielo han de tener que ver - por supuesto - con acontecimientos vinculados al Plan de Redención de la humanidad, que es el mensaje excluyente de Dios/Elohim en su trato con los hombres. Y de entre las lumbreras del cielo voy a identificar una muy especial que ocupa un lugar central en el relato bíblico: el "lucero de la mañana":
"... Yo soy la raíz y el linaje de David,
la estrella resplandeciente de la mañana"
(Apocalipsis 22:16)
Esta declaración no tiene doble interpretación, identifica al "planeta Venus" - que así llamamos hoy al astro que la Biblia llama uniformemente: lucero/estrella de la mañana - con Nuestro Señor. No es esto algo para dejar pasar por alto si intentamos discernir la historia que le fue revelada al justo Set por Dios/Elohim casi 6.000 años atrás.
Y hay otras dos citas bíblicas interesantes sobre el "lucero de la mañana":
"Al que venciere y guardare mis obras hasta el fin, yo le daré autoridad sobre las naciones... y le daré la estrella de la mañana."
(Apocalipsis 2:26-28)
Es decir, aquí se trata de la máxima condecoración existente en el universo, ya que viene del Creador de "los cielos y la tierra": "yo le daré autoridad sobre naciones...y la estrella de la mañana". Esto es: la representación plenipotenciaria de Nuestro Señor ante las naciones colgando de nuestra solapa espiritual. ¡Tremendo!
Y también leemos en 2 Pedro 1:19:
"Tenemos también la palabra profética mas segura, a la cual hacéis bien en estar atentos... hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones"
Aquí este cintilante astro representa el mayor portento de Dios/Elohim para con el hombre: el resplandecer de la palabra profética en las tinieblas del corazón no redimido.
***
Tres significados preciosos para "Venus"/lucero de la mañana:
1) Nuestro Señor, "la raíz de David";
2) el galardón a los santos al final del camino;
3) y el amanecer de la palabra profética en nuestros corazones.
¡¿cuál de estos tres significados del lucero de la mañana lo conmueven y movilizan mas?! Todos tienen que ver con Nuestro Señor, si tenemos uno, tenemos todos.
***
Y hay aun mas con respecto a este astro que parece acaparar el simbolismo del "espíritu de la profecía" para el pueblo de Dios/Elohim:
Balaam - cuando aun Israel andaba errante en el desierto - vio el "lucero de la mañana" al final de la historia señalando el nacimiento y el reinado final del Mesías:
"Lo veré, mas no ahora; lo miraré, mas no de cerca: Saldrá ESTRELLA de Jacob y se levantará cetro de Israel"
Y también el profeta Oseas relaciona la llegada del alba, anunciada por este lucero, con la venida del Hijo de Dios:
"Y conoceremos, y proseguiremos en conocer a YaHVéH como el alba está dispuesta su salida..."
Amen y amen
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Ante la contundencia de estas referencias - amadas por muchos - se dispara en estos días nuestro interés cuando vemos suceder algo especial que involucra a este extraordinario lucero celeste - que los hombres llamamos "Venus" - y si además se trata de un espectáculo inusual, tanto por su rareza como por su belleza, parece razonable pensar que tal vez el transito aparente de "Venus" - el lucero de la mañana - delante del disco solar pueda ser una campanada del "reloj" de las "ordenanzas de los cielos" (Job 38:33) para Su pueblo que debemos discernir espiritualmente.
Reparemos entonces en algo muy especial:
durante las 5 horas y 53 minutos de este 8 de junio de 2004 en que "Venus" recorto su imagen sobre el "astro Rey", desfilaron por el cenit de la bóveda celeste - en la latitud de Jerusalem - las constelaciones que anuncian el singular episodio que relato al inicio: la liberación de las cadenas de la virgen exhausta al borde del mar, por parte del Príncipe que descendió del cielo, mato a la bestia que la amenazaba, soltó sus cadenas y , ¡libre ya!, voló con ella de nuevo hacia el cielo montado en un caballo blanco para desposarla para siempre.
¡Waaw!
¡¡¡Vienen días de gozo!!!
¡¡¡Viene aliento del cielo sobre el "remanente de Jacob", algo diferente está por ocurrir: el lucero de la profecía nos convoca a las bodas celestiales!!!
¡¡¡Vienen días de gozo!!!
¡¡¡Viene aliento del cielo sobre el "remanente de Jacob", algo diferente está por ocurrir: el lucero de la profecía nos convoca a las bodas celestiales!!!
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(fin de la primera parte)
(fin de la primera parte)