"Pero nuestra ciudadanía está en los cielos,

de donde también esperamos al Salvador,
al Señor Jesucristo".



LA JERUSALEM
CELES
TIAL(Y SU DESCENDENCIA)



El relato profético del AT incluye muchas veces pasajes simbólico/dramáticos que tienen como protagonistas a “mujeres”. Especialmente a dos mujeres: una, la que aparece de pronto en Miqueas 5:3 (que estudiaremos ahora) y otra - mas recurrente - a la que se refiere por ejemplo Isaías 54:1 (a la que estudiaremos mas tarde).

Se lee en Miqueas 5:3 aludiendo a Aquel cuyos “orígenes se remontan al inicio de los tiempos”:


“Pero los dejará
hasta el tiempo que dé a luz
la que ha de dar a luz,
y el resto de sus hermanos
volverá junto a los hijos de Israel”.
(Miqueas 5:3)


Este es un pasaje fascinante que resume un gran trayecto profético. ¿Quien es esta mujer “que ha de dar a luz”?. ¿Y a quien va a dar a luz?. Ella aparece a continuación del nacimiento en Belén de Quien identificamos como Jesús/Yeshua y que es levantado al cielo - "los dejará" - antes del alumbramiento de la "mujer". Se trata de algo que sucede después de que nuestro Señor es tomado a lo Alto.

Generalmente las respuestas a planteos proféticos del AT las encontramos en el Nuevo Testamento. Y – en efecto - en el capítulo 12 de Apocalipsis nos encontramos con una mujer que “da a luz”. Leamos Apocalipsis 12:1:

"Apareció en el cielo una gran señal:
una mujer vestida del sol,
con la luna debajo de sus pies
y sobre su cabeza
una corona de doce estrellas.


Y en Apocalipsis 12:5:


“Ella dio a luz un hijo varón,
que va a regir a todas las naciones
con vara de hierro;
y su hijo fue arrebatado para Dios
y para su trono”.


Veremos que esta mujer "vestida de sol" unifica Miqueas 5:2 y 5:3, esto es el nacimiento del "hijo varon" y de los renacidos del Espíritu por la fe en Él. Veamos mas en detalle quien esta "mujer vestida de sol" (aunque haremos un estudio completo de Apocalipsis 12 en otro estudio).


* la Jerusalem celestial, patria de los libres.


Vayamos al capitulo 4 de Gálatas. Allí el apóstol Pablo se dirige a quienes habían sido tentados a “judaizar” el evangelio pretendiendo sujetarse de nuevo a la Ley. Y les dice que hay dos Jerusalem distintas y opuestas. Una representada por Agar: la esclava, y otra representada por Sara: la libre. Una: la Jerusalem “actual” y otra: la Jerusalem “celestial”. Una nacida de carne, y otra de la promesa. Leamos algunas de estas afirmaciones sustanciales del apóstol:

refiriéndose a Agar y Sara dice:


“estas mujeres son los dos pactos;
el uno proviene del monte Sinaí,
el cual da hijos para esclavitud;
este es Agar.....
y corresponde a la Jerusalén actual,
...
Pero la Jerusalén celestial es libre,
y nosotros somos hijos suyos.
(Gálatas 4:24-26)

Así que, hermanos, nosotros,
como Isaac, somos hijos de la promesa.
Gálatas 4:28

Esta es la respuesta al misterio de quien es la “mujer vestida de sol”: es la Jerusalem celestial, madre de los “hijos de la promesa”. Esto es: madre de los redimidos que son nacidos de Espíritu y NO de carne, de los cuales Jesús/Yeshua - nascido de Espíritu - es el primogénito.

Y estos, el cuerpo total de los redimidos, el Monte Sión de Hechos () y de Apocalipsis () solo podía manifestarse o "nacer" luego del sacrificio de la cruz, no antes.

Digamos que Isaac alude dos veces al Plan de Redención eterno: en el episodio fundacional del Monte Moriá fue un tipo de nuestro Señor: fue dado en holocausto por su padre Abraham al Dios/Elohim, y figuradamente Abraham lo recibió de entre los muertos (Hebreos 11:17-19). Aquí representa al Redentor, pero también es figura de los redimidos porque fue “hijo de la promesa” como el conjunto de los redimidos lo son ().

Y hay una oposición entre lo nacido de la carne y lo nacido de la promesa:


“Pero como entonces
el que había nacido según la carne
perseguía al que había nacido
según el Espíritu, así también ahora.
(Gálatas 4:29)


A la Jerusalem celestial, madre de los redimidos, que es la “mujer vestida de sol” (e incluye a la de Miqueas 5:3 que es su anuncio), también se refiere el luminoso pasaje de Hebreos 11: 13-15:


“En la fe murieron todos estos
sin haber recibido lo prometido,
sino mirándolo de lejos,
creyéndolo y saludándolo,
y confesando que eran
extranjeros
y peregrinos
sobre la tierra.


Los que esto dicen,
claramente dan a entender
que buscan una patria,
pues si hubieran estado pensando
en aquella de donde salieron,
ciertamente tenían tiempo de volver.

Pero anhelaban una mejor, esto es, celestial;
por lo cual Dios no se avergüenza
de llamarse Dios de ellos,
porque les ha preparado una ciudad”.


Y esto es confirmatorio de lo dicho: la “mujer vestida de sol” es la “Jerusalem celestial”, la madre del ISRAEL DE DIOS. Estos son los que “no buscan una patria” en la Jerusalem actual, sino que anhelan la de arriba ya que aquí son - y se sienten - “peregrinos y extranjeros”. También dice lo mismo Filipenses 3:20:


"Pero nuestra ciudadanía está en los cielos,
de donde también esperamos al Salvador,
al Señor Jesucristo".


De modo que si bien el ISRAEL DE DIOS si bien proviene de
la semilla física de Abraham - copmo hemlos estudiado antes - NO reconocen su nacimiento carnal, sino su renacimiento espiritual de lo Alto. Y su herencia está atesorada en los cielos NO en algun lugar de este mundo, ni siquiera en la "Palestina" o en los "lugares santos" que conocemos hoy.



* la otra descendencia



Veamos mas de la descendencia de la
"la mujer vestida de sol" - la Jerusalem celestial -. Dice Apocalipsis 12:17 refiriéndose al dragón que quiso devorarse el “hijo varón” recién nacido y no pudo:


“...y se fue a hacer la guerra
contra el resto de la descendencia de ella,
contra los que guardan los mandamientos
de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo”.


Esto demuestra que la “mujer vestida de sol” no solo dio a luz al “hijo varón”, sino a un resto o remanente que son “los que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo” – los creyentes - . Al momento de la ascensión del Jesús/Yeshua al trono de Dios todavía no había nacido – o renacido del Espíritu - la descendencia de “sus hermanos”. Ella vendría como fruto de la misión apostólica y de la obra "paridora" de las iglesias de Cristo. El fruto de esta obra de las iglesias de Cristo se ve desde lo Alto como una sola iglesia/congregación del los santos: el ISRAEL DE DIOS. Como un solo nacimiento de un cuerpo ordenado en doce tribus, cada cual con su Propósito definido en la obra de redención. Pero solo se ve así desde lo Alto: nosotros lo vemos como una realidad confusa a traves de los tiempos ya que la cizaña oscurece la manifestación de los "escogidos y fieles" que acompañarán a las iglesias de Cristo hasta el tiempo en que la "penitud de los gentiles" entre en el Nuevo Pacto.


ver: "Después de Romanos 11:25"



Solo cuando se complete la “plenitud de los gentiles” entonces, podrá decirse que la “mujer” de Miqueas 5 “ha dado a luz”. Y esta es la respuesta a la interrogante que nos planteábamos: a pesar de que en Miqueas 5:2 había nacido el “Señor de ISRAEL” todavía habríamos de esperar a que “la mujer”
- comprendida en la mujer "vestida de sol" - de a luz al total de los redimidos.


* el retorno a Sión



¿Y entonces que sucederá?. Pues el retorno de los redimidos a Sión anunciado por toda la profecía. Esto es unasucesión de eventos que incluye el arrebatamiento al cielo de los "escogidos y fieles" que hubieran quedado () antes del dia de la Ira; las bodas celestiales de todos los redimidos con el Cordero; la restauración de los cielos y la tierra
de acuerdo al modelo celestial ya preparado luego de la destrucción de los impíos; la unidad definitiva del remanente salvo de Israel(Efraín) y Judá bajo un solo Jefe en el “gran día de Jezreel”. (Oseas 1:11). Todo esto es lo que quiere decir “y el resto de sus hermanos volverá junto a los hijos de Israel”. Por eso Miqueas 5:3 cuenta la historia completa.

“No os acordéis de las cosas pasadas, ni traigáis a la memoria las cosas antiguas” (Isaías 43:18) dice la Palabra. Tenemos un destino atesorado en el cielo para nosotros, que es Sión: la Jerusalem celestial, el “reino de los cielos” que se manifestará perfecto en su hermosura bajo “nuevos cielos y una nueva tierra”. Nosotros – los que retornaremos a esa Sión gloriosa - somos creación celestial como se dice en Isaías 43:6-7:


“Diré al norte: "¡Da acá!",
y al sur: "¡No los retengas;
trae de lejos a mis hijos,
y a mis hijas de los confines de la tierra,
a todos los llamados de mi nombre,
que para gloria mía los he creado,
los formé y los hice!"


En este pasaje vemos que se identifica a los que retornan a Sion al final de los días desde los confines de la tierra con una creación celestial para gloria de Dios/Elohim. Y si somos creación celestial esta bien decir que la Jerusalem celestial – la “mujer vestida de sol” a la que alude Miqueas 5:3 – es nuestra madre.


"Da gritos de júbilo y canta,
oh moradora de Sión
porque grande es en medio de ti
el Santo de Israel."
(Isaías 12:6).



*******












LA SUPREMACÍA
DEL DIOS DE
ABR
AHAM(Y SU DESCENDENCIA)




* los dos extremos del plan
de redención de las naciones


En Isaías 51:2 se nos invita a mirar hacia el origen de la ejecución del plan de Dios para redención de las naciones establecido desde antes de la fundación del mundo. Y se dice:


“Mirad a Abraham, vuestro padre,
y a Sara, que os dio a luz;
porque cuando no era más que uno solo,
lo llamé, lo bendije y lo multipliqué”.


Allí comenzó todo: Dios/Elohim eligió a una persona, Abraham, “lo llamó, lo bendijo, y lo multiplicó” para obtener una descendencia bendita en medio de un mundo ajeno a Él, que ya había sido juzgado por el Diluvio y que se encaminaba de nuevo hacia la perdición.


Y para que estuviera claro que la infinita prole de Abraham - “como las estrellas del cielo y las arenas del mar” - provenía de Él, la trajo a la luz del vientre de una mujer infértil ya envejecida – esto es doblemente estéril - : Sara. De ese vientre infecundo hecho fértil por intervención expresa del Altísimo - como había sido profetizado - vino Isaac que engendró luego a Jacob/Israel de donde procede la inmensa descendencia que integramos – por lo menos - todos los creyentes en la Simiente de Abraham: Jesucristo (Gálatas 3:7; 29).

Y así, en el Salmo 47:9-10 tenemos el otro extremo de la divina obra redentora a favor de todas las naciones de la tierra:


“ Los príncipes de los pueblos se reunieron
como pueblo del Dios de Abraham,
porque de Dios son los escudos de la tierra.
¡Él es muy enaltecido!
(Salmo 47:9-10)


Este es el clímax de la primacía absoluta de la descendencia de Abraham y de “su Dios”. Los pueblos se reunieron “como” pueblo del Dios de Abraham. Sus “escudos”, es decir, su poder, ya son del Dios Altísimo, del Dios de aquel que fue declarado “justo” y padre de los justos por cambiar el orgullo de la carne por el obrar con fe (Habacuc 2:4). El plan de redencion para todas las naciones de la tierra ha llegado a su fin.



* la simiente de Abraham escondida
en las naciones.


Pero en esta grandiosa declaración del Salmo 47 hay cosas escondidas. Ya hemos enfatizado otras veces que la promesa de descendencia a Abraham no era para la formación de una sola nación, sino de muchas. Recordemos una vez mas esa catarata de promesas que son la espina dorsal de la profecía:

A Abraham:

“Te multiplicaré en gran manera,
y de ti saldrán naciones y reyes”.
(Génesis 17:6)

A Sara:

“... y vendrá a ser madre de naciones;
reyes de pueblos nacerán de ella".
(Génesis 17:16)

A Jacob:

“... una nación y un conjunto de naciones saldrán de ti,
y reyes saldrán de tus entrañas”.
(Génesis 35:11)

A José:

“... te multiplicaré,
y te pondré por estirpe de naciones...”
(Génesis 48:4)


Todas afirmaciones muy claras que indican que la prole de Abraham, de Isaac y Jacob – y de José - engendraría reyes y naciones. Y como el Propósito de YaHVéH para las naciones se manifiesta a través de Abraham, todas estas naciones surgidas de su descendencia serían naciones con Propósito en el plan de redención. Con ellas conformó la historia para el cumplimiento del plan redentor establecido desde antes de la fundación del mundo. Como está dicho:


"¿Quién ha realizado esta obra?
¿Quién, desde el principio,
ha ordenado el curso de la historia?
Yo, el Señor, el único Dios,
el primero y el último".
(Isaías 41:4)


YaHVéH, el Dios de Abraham, Isaac y Jacob, el Dios de José y de Daniel, es el Señor de la historia. Todo en ella ha sucedido según sus planes de escoger un pueblo para su alabanza que señoreara
en medio de la tierra sobre un mundo de Justicia y Paz. Y en esos días Él morará con su pueblo santo. Podemos confiar que a pesar de la confusión aparente, los hilos de los acontecimientos están en manos de YaHVeH.


Miremos al mundo a grandes trazos en busca de la descendencia de Abraham: en África negra muchos pueblos afirman que descienden de ISRAEL. Y se hicieron estudios de ADN que validan esta tradición. Y en el norte de África pueblos como los bere-bere parecen tener credenciales para serlo. En China muchos conglomerados se dicen descendientes de Manasés. Japón manifiesta señas que también lo vinculan a esa descendencia. En India – al oeste y el noreste - hay poblaciones que afirman su procedencia israelita. Los pastun y la nobleza afgana afirman ser descendientes de Benjamín. Los indios de Norteamérica parecen repetir ritos israelitas. Toda la nobleza de Europa esta emparentada y en muchos casos se puede seguir su ascendencia israelita ya que las naciones europeas nacieron de la proteica “cultura celta” en donde se escondió la rama principal de los israelitas desterrados: la descendencia de Efrain (ver “Soplados por el viento solano”). Ellos con las con otras tribus fueron los cimerios y los escitas, pueblos belicosos que emigraron a partir del siglo V A.C. de las llanuras transcaucásicas cubriendo el centro europeo, la costa atlántica y las “islas” británicas. Y con la caída del Imperio Romano avanzaron hacia el sur. Y estos también fueron los primeros pueblos en escuchar el evangelio que les fue enviado por nuestro Señor mediante la misión apostólica de los doce. Y se convirtieron en la “cuna del cristianismo” que luego expandió la Palabra en forma planetaria.


De modo que la descendencia de Abraham, Isaac y Jacob - y de José - realmente cubrió toda la tierra en una entretejido difícil de “probar” definitivamente por la historia secular – es un misterio de Dios/Elohim solo visible a los santos - pero fácil de discernir leyendo las señales de aquí y de allá a partir de un concepto de la historia fundado en la Biblia. Teniendo esto en mente adquiere significado Mateo 8:11, en donde se lee una afirmación “misteriosa” de nuestro Señor:


“ Os digo que vendrán muchos
del oriente y del occidente,
y se sentarán con Abraham, Isaac y Jacob
en el reino de los cielos”
Mateo 8:11


Estos que vendrán "de oriente y de occidente" a compartir la mesa del Reino de los Cielos - el reino mesiánico - son la descendencia de Abraham repartida por el mundo - o mejor, un remanente santo de ella lavado por la sangre del Cordero - que volverá a Sion al fin de los días. Esto demuestra su dimensión y penetración mundial. Mirad a Abraham..., mirad a Sara.... Ellos son la cantera de donde fuimos cortados los redimidos.


* la simiente de Abraham revelada
en las naciones.


Un día - no lejano - será reconocido mundialmente el remanente salvo de Abraham. Será revelado entre las naciones (ver "Después de Romanos 11:25). Leamos Isaías 61:9:


“La descendencia de ellos será conocida entre las naciones
y sus renuevos en medio de los pueblos.
Todos los que los vean reconocerán
que son un linaje bendito de YaHVéH”


Y dice además el Salmo 105:42-45:


“Porque se acordó de su santa palabra
dada a Abraham su siervo,
y sacó a su pueblo con alegría,
y a sus escogidos con gritos de júbilo.
También les dio las tierras de las naciones,
y poseyeron el fruto del trabajo de los pueblos,
a fin de que guardaran sus estatutos,
observaran sus leyes. ¡Aleluya!”


Y Jeremías 31:7:


“Así ha dicho YaHVéH:
‘Regocijaos en Jacob con alegría;
dad voces de júbilo a la cabeza de naciones.
¡Haced oír, alabad y decid:
"Salva, YaHVéH, a tu pueblo”.
el resto de Israel"!


SÍ, está claro: un remanente de Abraham emergerá de entre las naciones revelado por YaHVéH: ¡todos lo reconocerán!. Y del mismo modo que los israelitas cautivos en Egipto “despojaron” a los egipcios, los israelitas “cautivos” en las naciones las despojarán cuando retornen a Sión. ¡Y tendrán una herencia planetaria! (Ver: "La Herencia Planetaria de Abraham").


Estos son hechos portentosos que no cuadran con doctrinas humanas. “De Él son los escudos de la tierra”, esta es la promesa. Cuando veamos al edificio de las Naciones Unidas rodeado de banderas sepamos que este no es el lugar definitivo en donde se reunirán los poderes de la tierra, ni la organización que traerá paz y justicia al mundo. El lugar será Sión, la organización: el “reino de los cielos”, y Quien convocara y reinará sobre los escudos de las naciones será YaHVéH, el Dios de Abraham y su descendencia:


“Él juzgará entre muchos pueblos
y corregirá a naciones poderosas y lejanas.
Ellos convertirán sus espadas en azadones
y sus lanzas en hoces.
Ninguna nación alzará la espada contra otra nación
ni se preparará más para la guerra”.
(Miqueas 4:3; Isaías 2:4)


Este será "YaHVéH Justicia Nuestra", la Simiente perfecta de Abraham, el Hijo de Dios, el Sumo Sacerdote según el orden de Melquisedec a Quien se llama en Apocalipsis 1:5: "el soberano de los reyes de la tierra"


¡Aleluya! . Maranatha: Ven Jesús.



*******





nota 1): sabemos cual fue la nación separada para este Propósito - la matriz de la obra redentora -: ISRAEL (DIOS LUCHA) nacida en las faldas del Sinaí y ordenada en doce tribus frente a su guía y profeta Moisés. ¿Pero en que momento histórico la promesa comenzó a superar sus límites y a abarcar a todas las naciones fuera de ella?. ¿Cuando comenzó a extenderse la superabundante descendencia prometida a Abraham hacia los cuatro vientos del planeta?. Esto sucedió cuando las diez tribus del norte de ISRAEL, que habían formado un reino separatista y eran la porción mas numerosa y próspera del reino original unificado por David fue llevada al destierro.


Recordemos que el surgimiento de este reino separatista del norte había respondido a un motivo secreto de YaHVéH. Él había advertido a Roboam - el hijo y heredero de Salomon – que no intentara someterlo nuevamente. Le había dicho al entonces rey de Juda:


"No vayáis, ni peleéis contra vuestros
hermanos los hijos de Israel;
volveos cada uno a su casa,
porque esto lo he hecho yo...”
(1Reyes 12:24; 2 Crónicas 11:2-4)


Esta extraña “contraorden” que validaba la división del reino davítico en “dos casas” - o linajes reales - ¿a que Propósito respondía?. ¿Cual era el plan secreto de YaHVéH con esta díscola parte de ISRAEL liderada por la tribu del favorito de Jacob: Efraín - el primogénito de Israel -()?. Ahora sabemos que Él usa la trama y la contratrama de la historia para cumplir su Propósito. Y esta descendencia rebelde y desterrada de ISRAEL – la “casa de Israel” –, olvidada de sus fiestas solmenes y de su cultura israelita fue la que engendro pueblos, naciones y reinos mezclándose con todos los linajes de las naciones. Si no se hubiera desdibujado su nacionalidad y su cultura no hubiera podido hacerlo.


Y el rescate de un remanente santo de esta descendencia desterrada mediante la obra vicaria del Siervo sufriente (Isaias 53) - nuestro Señor Jesucristo - permitiría llegar a todas las naciones de la tierra con la Palabra del evangelio - su anuncio del Reino y su propuesta de salvacion - y un Nuevo Pacto abierto a todos. ¡Oh maravilla de sabiduría!¿Quien puede igualar Sus caminos?


***










NUESTRO MUNDO INTERIOR



Desde España mi hermano

y amigo Juan Fernández
envía este estudio.

***


Todos nosotros vivimos en un mundo exterior donde se desarrolla nuestra vida pública y en un mundo interior donde se desarrolla nuestra vida espiritual.

Debemos tener en cuenta que nuestro mundo interior es más importante que nuestro mundo exterior, esto quiere decir que nuestra vida espiritual es más importante que nuestra vida pública.

¿Cuánto tiempo pasamos al cabo del día edificando y fortaleciendo nuestro mundo interior?

Nuestra vida espiritual es la que da solidez, firmeza y estabilidad a nuestro mundo público, PERO si descuidamos nuestro mundo interior, toda nuestra vida se puede venir abajo.

Debemos recordar que la fortaleza y el poder para vencer cualquier tipo de presión externa proceden de nuestro mundo interior.


“Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón;
Porque de él mana la vida.”
(Proverbios 4:23)


El guardar y proteger nuestro corazón debe ser nuestra prioridad.


"Sobre toda cosa guardada..."


De nuestro corazón brota la fe, brota la paz, brota la esperanza, brota la fortaleza, brota la vida...

En el desierto Juan el Bautista fue preparado espiritualmente. Su mundo interior fue formado y edificado en el desierto. También Moisés tuvo que pasar un periodo de su vida en el desierto edificando su mundo interior antes de poder presentarse ante el Faraón y liberar al Pueblo de Israel.

Yeshua HaMashiaj antes de iniciar su ministerio público pasó 40 días en el desierto fortaleciéndose en Dios y preparando su corazón para llevar a cabo los planes de Dios.

Pablo tuvo que pasar un tiempo en el desierto antes de poder comenzar su ministerio apostólico.

Muchas veces el Eterno nos lleva al desierto porque el ruido de la ciudad no nos deja oír el susurro de la voz de Dios (Oseas 2;14). El desierto es un buen lugar para ser fortalecidos y edificados en nuestro interior.


“Y vinieron a Juan y le dijeron: Rabí, mira que el que estaba contigo al otro lado del Jordán, ..., bautiza, y todos vienen a él. Respondió Juan y dijo: No puede el hombre recibir nada, si no le fuere dado del cielo. Vosotros mismos me sois testigos de que dije: Yo no soy el Cristo, sino que soy enviado delante de él. El que tiene la esposa, es el esposo; mas el amigo del esposo, que está a su lado y le oye, se goza grandemente de la voz del esposo; así pues, este mi gozo está cumplido. Es necesario que él crezca, pero que yo mengüe.”
(Juan 3:26-30)


En estos versículos podemos ver que Juan había guardado su corazón porque:


- No se altera cuando sus discípulos le dicen que la gente no le sigue.

- Se consideraba un mayordomo y lo reconoce.

- Conoce su identidad. El ha sido enviado, es el amigo del novio.


Si guardamos nuestro mundo interior, si no descuidamos nuestra vida espiritual vamos a ser personas que:

- Entienden su verdadera identidad y sus limitaciones.

- Entienden que la satisfacción más grande en esta vida es hacer la voluntad de Dios.

- Entienden que el Espíritu de Dios debe dirigir sus vidas.

- Entienden que deben tener una buena relación con Dios.

Si no tenemos una buena relación con Dios no estamos guardando nuestro corazón y si no guardamos nuestro corazón no vamos a disfrutar de la vida que Dios quiere que tengamos.


La Biblia de las Américas vierte así Proverbios 4:23:


“Con toda diligencia guarda tu corazón,
porque de él brotan los manantiales de la vida.”


Esos manantiales que brotan de nuestro corazón son los que dan firmeza, solidez y estabilidad a nuestras vidas.



*******


Gracias Juan