"MANDARÉ Y HARÉ

QUE LA CASA DE ISRAEL

SEA ZARANDEADA

ENTRE TODAS LAS NACIONES"




"Porque he aquí yo mandaré y haré

que la casa de Israel sea zarandeada

entre todas las naciones,

como se zarandea el grano

en una criba..."

Amos 9:9


"Efraín se ha mezclado con los demás pueblos;

Efraín fue torta no volteada."

Oseas 7:8


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la "casa de Israel" = "hijos de Israel" = "Efraín" = descendencia de las diez tribus del "Reino de Israel" del norte, fue "mezclada" y "zarandeada" entre todas las naciones, y es allí, en todos los pueblos de la tierra, en donde debemos buscarla.


Por esa razón nuestro Señor - el Cordero de Dios - envió a sus doce apóstoles prioritariamente a las "ovejas perdidas de la casa de Israel" entre las naciones especialmente en las naciones compuestas por escitas y cimerios ubicadas en el territorio al norte del río Danubio y al este del hoy territorio europeo, y que luego cubrieron toda Europa. Estas fueron entonces las etnias fundacionales de las principales naciones europeas. La bandera de la U.E. tiene doce estrellas ¿porque?



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EL RETORNO
DEL REMANENTE
DE ISRAEL
A SIÓN
(el Éxodo Mayor)




Dios/Elohim – YaHVéH – sabe revelar su Enseñanza según los tiempos. Y estos son los tiempos en que el Cielo prepara el retorno a Sión del remanente de Israel(Efraín), al que le será añadido un remanente de Judá, gran parte del cual está oculto bajo nombres gentiles desde la Inquisición y se congrega en gran número en las “iglesias de Cristo” de toda América. Y aun los judíos que no olvidaron sus raíces también comenzaron a abrazar a Jesús/Yeshua y reconocerlo como su Mesías/Meshiaj dentro del llamado movimiento mesiánico. Dice Jeremías 23:


“Por tanto, vienen días, dice YaHVéH, en que no dirán más: ‘¡Vive YaHVéH, que hizo subir a los hijos de Israel de la tierra de Egipto!’, sino:

‘¡Vive YaHVéH, que hizo subir
y trajo la descendencia de la casa de Israel de tierra del norte y de todas las tierras adonde yo los había echado!’ Y habitarán en su tierra”.


En este pasaje la “tierra del norte” señala en la dirección por donde fueron desterrados los “hijos de Israel”/”casa de Israel” y en donde permanecieron por mucho tiempo, antes de migrar a los “cuatro vientos de la tierra” – y notoriamente hacia occidente -. Y se dice que llegará un día – y ya está casi aquí – en que los israelitas desterrados - la “casa de Israel” - serán restaurados a Sión y en el athid lavo recordarán el portentoso éxodo que los retornó de vuelta a su tierra. En realidad volverá un remanente del Israel disperso, aquel que sea lavado por la sangre del Cordero. Y este retorno portentoso – “por el aire” - será el “recuerdo fundacional” que sustituirá al también portentoso éxodo de Egipto en el reino milenial mesiánico. – el Tabernáculo de David restaurado -.

El anhelo por la restauración del reino davítico compuesto por doce tribus – que en la profecía se llama el "Tabernáculo de David" - recorre todo el AT como un continuo lamento de YaHVéH anunciando que extendería su misericordia sobre el desterrado Efraín en tiempo oportuno por medio del sacrificio expiatorio de su Hijo Amado, su “pura gracia” (Oseas 14:4), el Cordero de Dios, para retornarlo a su tierra, como antes citamos.

Y esta necesidad de que el Mesías reúna de nuevo a “todo Israel” (Romanos 11:26) en Sión es una de las profesiones de fe de Maimónides – el mayor de los sabios judíos – que dice así:


"Si él [el Mesías] reúne al remanente disperso de Israel, él es definitivamente el Mashíaj."


Estamos próximo el día en que el Mesías de ISRAEL – Jesucristo/ Yeshuahamashiaj - demuestre esta señal definitiva de su ministerio mesiánico a israelitas y gentiles, a todo el mundo.


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EL ÁRBOL

Y SUS RAÍCES



Dice Isaías 41:4 hablando a pueblos lejanos:


"¿Quién ha realizado esta obra?

¿Quién, desde el principio,

ha ordenado el curso de la historia?

Yo, el Señor, el único Dios,

el primero y el último".


Aquí Dios/Elohim nos dice que Él es Quien “ha ordenado el curso de la historia” y es “el primero y el último”. Él afirma entonces con rotundidad que tiene el control de la historia y que la va a llevar infaliblemente a su culminación. Podemos concebir “dioses” ajenos a la historia, que se manifiesten solamente en un plano “espiritual”, pero este NO es el caso del Dios de la Biblia. Mas adelante, en Isaías 46:9-10 leemos:


"...porque yo soy Dios... que anuncio lo por venir

desde el principio,

y desde la antigüedad

lo que aún no era hecho;

que digo: ‘Mi plan permanecerá

y haré todo lo que quiero’”


y en seguida agrega:


lo he pensado, y también lo llevaré a cabo".


El evangelio entonces, para provenir del mismo Dios que hace afirmaciones tan rotundas, debe de ser coherente con la totalidad de la palabra profética, esto es, debe de tener raíces firmes y evidentes en todo el texto bíblico, sin reticencias ni “reinterpretaciones”. Ha de poderse visualizar pasado, presente y futuro del relato bíblico como una continuidad indisoluble a semejanza de un árbol recio que muestra su tronco como consecuencia evidente de sus raíces cuya existencia notoria se anuncia en su base. En un árbol así, que nos conmueve por su fortaleza, lo que se ve nos hace presumir la solidez de lo que no se ve, tal como lo pone en evidencia los dibujos de árboles con sus raíces que mostramos al principio. Los celtas dedicaban una atención muy especial a los árboles, de algún modo eran el centro de su cultura. Y en su representación visualizaban siempre sus raíces, ya veremos quizás mas adelante porqué. El caso es que si en el Dios que nos revela el evangelio no advertimos la misma divina obstinación en el cuidado por el cumplimiento de Su Propósito que percibimos en el Dios del AT, o pensamos que son en algo diferentes en Sus objetivos – cuando se trata Del Mismo Dios - entonces no podremos llegar a percibir el coronamiento final de la historia como una consecuencia evidente y necesaria de un Propósito que atraviesa milenios y que ha dejado mojones inamovibles a través de los tiempos marcando el camino.


Y en estos días urgentes en que todos los parámetros y paradigmas que modelan la sociedad parecen ser sustituidos o puestos en entredicho a una velocidad de vértigo, y cuando el hombre de la calle se pregunta no sobre lo que sucederá de aquí a diez años, sino de aquí a tres meses, sería bueno decirle que existe NO un sorprendente nenúfar predicado muchas veces confusamente, sino un árbol recio representativo de la verticalidad del Propósito de Dios en la historia, que hunde sus raíces en ella y a cuya sombra podemos acogernos.


Y efectivamente - ¡gloria a Dios! – ese árbol existe.


(continua)


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